NOUS DEVONS EN RETOUR LES CONTEMPLER, LES ASSUMER, TENTER D'EN RENDRE COMTE. IMAGES MALGRÉ TOUT: MALGRÉ NOTRE PROPRE INCAPACITÉ À SAVOIR LES REGARDER COMME ELLES LE MÉRITERAIENT, MALGRÉ NOTRE PROPRE MONDE REPU, PRESQUE ÉTOUFFÉ, DE MARCHANDISE IMAGINAIRE. GEORGES DIDI-HUBERMAN, IMAGES MALGRÉ TOUT, PARIS, LES ÉDITIONS DE MINUIT, 2003, P.11.


PERFIL EN ACADEMIA.EDU

9.11.09

El retrato de Flaubert en el Hotel du Nil

Maxime du Camp y Gustave Flaubert iniciaron en noviembre de 1849 un viaje por Oriente. Embarcaron una mañana de Marsella en el barco bautizado como Le Nil. Alejandría, El Cairo, el río Nilo abajo. Du Camp llevaba consigo casi 350 kilos de material fotográfico. Justo lo necesario para llevar a cabo el proyecto de más de 200 calotipos. Flaubert alguna vez le ayudó, pero fue sin duda una excepción. Quedar con los dedos manchados de nitrato de plata significa tenerlos ennegrecidos por días:

Depuis ma dernière lettre d’Esneh, partie le 26 avril, je n’ai rien de nouveau à te dire, si ce n’est que j’ai tous les doigts noircis de nitrate d’argent, pour avoir aidé mon associé, hier, à Herment, dans ses travaux photographiques.[1]

Además es conocido que tampoco le gustaba la idea de estar tantas horas en las ruinas, monumentos y sitios arqueológicos, le parecían agotadores y finalmente aburridos. No era su proyecto, nunca se sintió atraído por la fotografía al punto que hasta pasados muchos años accedió a ser retratado por Nadar.[2] Para él sin duda para él el proyecto fotográfico sólo interrumpía el devenir el viaje. En su recuento del viaje, Voyage en Orient, escribe, sólo por citar uno de tantos comentarios sobre el tiempo dedicado a la fotografía:

Dimanche 5. Surveillé les estampages dans le palais. Quand cette besogne stupide fut achevée, promenade autour de Karnac du côte nord. […][3]


Du Camp parece que tomó dos fotos de Flaubert en Egipto. Una, que no se ha encontrado hasta la fecha, posa sobre las pirámides.[4] Otra en los jardines del Hotel del Nilo. Esta fotografía fue publicada en el álbum y existen las anotaciones que Du Camp realizó en su ejemplar personal donde marca al frente de la fotografía: “Maison au Mousky, 9 janvier 1850” Mientras que en el sobre del negativo escribe: “Le Caire. Vue du jardin de l’Hôtel du Nil. (Le personnage qui donne la proportion est Gustave Flaubert)”. La imagen de Flaubert sólo se adivina con ayuda de la información documental ya que la fotografía por sí misma no desentraña de quien es la figura que pasea delante de las fachadas derruidas y la maleza.[5] Posiblemente los jardines del hotel dan a la parte trasera de las casas logrando una imagen sugerente de un orientalismo menos centrado en el estereotipo romántico sino en la estética de lo perdido. La fotografía habría sido preparada por Du Camp para practicar el procedimiento atendiendo a la facilidad del emplazamiento y la solicitud de su amigo. A pesar que Flaubert vaya vestido expresamente y la espontaneidad en el montaje fotográfico sea nula, la impresión es similar: un fantasma que camina por entre las ruinas de una civilización.




“Le Kaire : maison et jardin dans le quartier Frank”, pl. 3, papel salado de negativo sobre papel, 21 x 14 cm, montada sobre papel 44.5 x 31cm, NYPL ID 7466, http://digitalgallery.nypl.org/nypldigital/id?74668, mayo, 2009.

[1] Flaubert, “À sa mère, Thèbes marrés au rivage de Louqsor, 3 mai 1850 ”, en Correspondance, édition établie, présentée et annoté par Jean Bruneau, Paris, Gallimard, 1973, pp. 618-619.[2] La actitud de Flaubert hacia sus retratos era de sorpresa y rechazo. Sobre una de sus reacciones ante los retratos formales realizados en el estudio de Adrianne J. Tooke destaca los problemas de verbalización de los efectos de la visón nuestra propia imagen: “Flaubert’s reactions to what must be one of the two photographs which he allowed either Carjat o Nadar to take of him are both horrified and joyous […] ‘Quant à la photographie, voilà vingt fois que je la regarde et vingt fois que je ris. Quelles pattes ! et quelle bonne mine de bordel. Hénaurme ! Je ne me lasse pas de la contempler’ (C3 415 : to J. Duplan, 24 Nov. 1864). The very fact that the photographic image, like some mirror-images, does not correspond with ‘ce qu’on a vu’ means its impacts tremendous. Photography triumphs trough its very crudeness, reducing the viewing the viewer to the inarticulacy of pure contemplation –‘Hénaurme!`- and of laughter, which replaces any kind of verbal response.” Adrianne J. Tooke, Flaubert and the pictorial arts: From image to text, Oxford, Oxford University Press, 2000, p.59.[3] Flaubert, Voyage en Orient, Œuvres Complètes, T.X, Carnets du voyages, édition établie par la Société des Études Littéraires Françaises, Paris, Ed. Club de l’Honnête Homme, 1974, p. 526.[4] Flaubert en Voyage en Orient, escribe con fecha del 9 de diciembre de 1849: “Dimanche. Matinée froide passée à la photographie. Je pose en haut de la pyramide qui est à l'angle sud-est de la grande […] ”. Ibid., p. 464.[5] Gustave Flaubert en una carta dirigida a su amiga a Louise Colet fechada en 1853 describe la fotografía y su renuencia a hacerse retratos: “Je ne consentirais jamais à ce que l'on fît mon portrait en photographie. Max l'avait fait, mais j'étais en costume nubien, en pied, et vu de très loin, dans un jardin. ”Correspondance, “À Louise Colet, 14 août 1853 ”, t. II, op.cit., p. 394.