NOUS DEVONS EN RETOUR LES CONTEMPLER, LES ASSUMER, TENTER D'EN RENDRE COMTE. IMAGES MALGRÉ TOUT: MALGRÉ NOTRE PROPRE INCAPACITÉ À SAVOIR LES REGARDER COMME ELLES LE MÉRITERAIENT, MALGRÉ NOTRE PROPRE MONDE REPU, PRESQUE ÉTOUFFÉ, DE MARCHANDISE IMAGINAIRE. GEORGES DIDI-HUBERMAN, IMAGES MALGRÉ TOUT, PARIS, LES ÉDITIONS DE MINUIT, 2003, P.11.


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21.7.12

Athanasius Kircher y las palabras para hablar de fotografía III




Kircher se erige como un hombre de ciencia imbuido por los conocimientos ocultos, el hermetismo -también en el sentido de mensajero de la palabra- y la paradoja, que, durante el XVIII será interpretado en clave de conocimiento científico -empirista- de la Ilustración y rescatado en el XIX por los químicos y físicos estudiosos de los fenómenos lumínicos como Herschel, Wedgwood y Davy, sobre todo en cuanto al papel del hombre y su instrumentalización de la naturaleza. En el siglo XVII la obra de Kircher devendrá conjugación del espíritu barroco: la reunión de alquimia, alegoría y conocimiento antiguo. Kircher es observación pura y demostraciones racionales, empirismo a pesar de sentir nostalgia por la antiguia sabiduría y el arcana. 

Los textos sobre fotografía de William Henry Fox Talbot suelen ser nada menos que acertados en gran parte de las problemáticas de representación planteadas por la fotografía y Some account of the Art of Photogenic Drawing, or the Process by which Natural Objects made be made to delineate themselves without the aid of the Artist’s Pencil es el inicio de una serie de cuestionamientos que todavía –ciento setenta años después- mantienen viva la seducción de la imagen fotográfica. A pesar de su indudable estado germinal, es útil aproximarnos al fragmento que en esta primera disertación sobre este nuevo medio hace de la sombra. La sombra y su copia.

The phenomenon which I have briefly mentioned appears to me to partake of the character of marvellous, almost as much as any fact which physical investigation has yet brought to our knowledge. The most transitory of things, a shadow, the proverbial emblem of all that is fleeting and momentary, may be fettered by the spells of our ‘natural magic’, and may be fixed for ever in the position which is seemed only destined for a single instant to occupy. […][2]

La Magia Natural a la que se refiere logra conservar los elementos de transitoriedad de lo fotografiado, la importancia de la luz y su ausencia, así como de la propia literatura sobre la representación que alude simultáneamente a la sombra como primera copia del objeto. No tiene aquí una razón poética de ser, más bien responde obviamente a la gran tradición que desde Della Porta tiene esta magnífica expresión. Lo maravilloso aludido es el inicio de una reflexión que continuará en otro textos, la problemática de la ausencia y la presencia de luz, ese componente dual y opuesto que permite la impresión de una imagen.

La Magia Natural no sólo fue un término que en siglo XIX se utilizó en relación con la fotografía. David Brewster, inventor del caleidoscopio y del estereoscopio, escribió Letters on Natural Magic Addressed to sir Walter Scott (1832)[3] siguiendo el leitmotiv que desde principios de siglo venía sugiriendo una manera de entender la ciencia. Abandonó cualquier referencia supranatural para abordar desde la ciencia “la magia” de los fenómenos invisibles pero evidentes, constituyendo el hilo conductor en pleno siglo XIX de los estudios ópticos de los tratados de Giambattista Della Porta y Athanasius Kircher. Su contenido es también ecléctico y sorprendente. Escrito en forma epistolar, las cartas dirigidas a su amigo Sir Walter Scott son un compendio de historia de la óptica y estudios de la percepción visual, relacionando desde la memoria hasta la visión de espectros y fantasmas. Justifica bajo el título de Natural Magic la reunión de todo tipo de fenómenos producidos por la visión y la luz:

As it was at your suggestion that I undertook to draw up a popular account of those prodigies of material world which have received the appellation of Natural Magic, I have availed myself of the privilege of introducing it under the shelter of your name. […] The subject of Natural Magic is one of great extent as well as of deep interest. In its widest range, it embraces the history of governments and the superstitions of ancient times, -of the means by which they maintained their influence over the human mind,- of the assistance which they derived from the arts and the sciences, and from a knowledge of the powers and phenomena of nature.[4]

De esta manera, Brewster vuelve a hacer un tratado a la usanza de aquellos magníficos volúmenes barrocos, que reunían la alquimia, el esoterismo y la ciencia retomando la tradición y agregando las preocupaciones contemporáneas como fue la espectralidad. Los fenómenos visibles e invisibles de la naturaleza, enigmáticos y siempre sorprendentes. Años después –década de los cincuentas y sesenta - seguiría utilizándose esta retórica para describir el proceso fotográfico desde sus primeros elementos, es decir el estudio de la luz, e inclusive será vigente durante años la polémica sobre su propia denominación. La polémica sobre si se debería denominar el proceso fotografía o heliografía fue suficientemente explotada por los críticos e investigadores de la época al plantear no sólo un problema etimológico sino científico.
Estos volúmenes destacan por la manera en que es abordado el estudio del fenómeno de la luz y las formas lingüísticas que se verán asimiladas en los estudios y primeros libros editados de y sobre fotografía en el siglo XIX. La aprehensión y comprensión de la invención de la fotografía respecto a la complejidad de su proceso en niveles más filosóficos que científicos facilitan la percepción de la luz como magia, esoterismo que deja el modus oculto y sólo desvela la imagen.



[1] José Cuevas Martín, Fotografía y conocimiento. La fotografía y la ciencia. Desde los orígenes hasta 1927. Madrid, Editorial Complutense, 2007, p.77. Sobre la aportación de la cámaras obscuras del XVII a la fotografía. Cuevas menciona que en otras obras de Kircher no se aprecie en las “[…] ilustraciones de plantas, metales, animales, etc., estuvieran compuestos con la ayuda de este artilugio [la cámara obscura].” Efectivamente, las ilustraciones de sus obras no parecen interesarse por la copia fidedigna como es el caso de los pintores del renacimiento, pero atendiendo el contexto intelectual y los fines del conocimiento kircheanos, la copia está en segundo plano para dejar paso a la alegoría. Kircher no es un hombre de las luces, su pensamiento es el compendio de la antigüedad, es un hombre inmerso en la mística. No estamos ante tratados del XVIII. En general, la obra de Cuevas es un buen compendio sobre la fotografía en castellano.
[2]  William Henry Fox Talbot. 1839, “Some Account of the Art of Photogenic Drawing, or, the Process by which Natural Objects May be Made to Delineate themselves without the Aid of the Artist’s Pencil”, by H. Fox Talbot , Proceedings of the Royal Society of London 1837-1843, London, 1843, pp.120-121. Además de la edición de las lecturas en la Royal Society of London, Talbot publicó este texto de manera privada y después apareció gracias a sus contactos en Edimburgo en The London and Edinbourg Philosophical Magazine, volumen XIV, March, 1839. En las actas establecen la fecha y las conclusiones de la lectura de Fox Talbot. Las referencias en este capítulo a menos que se especifique lo contrario procederán de la edición de Art in Theory, 1815-1900. An Anthology of Changing Ideas, introduction, selection and editorial matter Charles Harrison, Paul Wood and Jason Gaiger, Oxford, Blackwell Publishing, 1998, pp.249-255.
[3] David Brewster, Letters on Natural Magic, fifth edition, London, John Murray, 1842.
[4] Ibid, pp.1-2.