NOUS DEVONS EN RETOUR LES CONTEMPLER, LES ASSUMER, TENTER D'EN RENDRE COMTE. IMAGES MALGRÉ TOUT: MALGRÉ NOTRE PROPRE INCAPACITÉ À SAVOIR LES REGARDER COMME ELLES LE MÉRITERAIENT, MALGRÉ NOTRE PROPRE MONDE REPU, PRESQUE ÉTOUFFÉ, DE MARCHANDISE IMAGINAIRE. GEORGES DIDI-HUBERMAN, IMAGES MALGRÉ TOUT, PARIS, LES ÉDITIONS DE MINUIT, 2003, P.11.


PERFIL EN ACADEMIA.EDU

22.7.09

La cámara de Arthur Rimbaud

Arthur Rimabaud, autoretrato, 1883, "[...] sur une terrasse de la maison [...]"






Tres son los autoretratos que Arthur Rimbaud envió a su madre como prueba de que la cámara fotográfica no había sido una boutade, ni tampoco su vida en uno de los ricones más agresivos para un comerciante fuera de Francia. Los envía junto a una carta, carta que servirá de hilo conductor para entender el periplo para conseguir que el aparato llegara a sus manos. La carta dirigida a su familia, en realidad a su madre y hermana, del 6 de mayo de 1883[1] es la primera después de su llegada a Harar proveniente de Aden. Era la segunda vez que estaba en la ciudad y acababa de renovar su contrato con la compañía comercial en la que prestaba sus servicios -Mazeran, Viannay et Bardey- por tres años. Es una larga carta llena de confidencias que ha sido referida posteriormente en muchos estudios sobre Rimbaud: el sueño de la paternidad, el errar continuo, el olvido de la cultura europea, el aislamiento, su figura fotografiada…
Inicia la carta Rimbaud con asuntos sobre envíos y dinero. Había encargado a su familia durante todo el año previo a su viaje a Harar una serie de libros que asomaban la intención de fundar un país. Libros y manuales de hidráulica, geodesia, ingeniería, astronomía, mecánica, trigonometría y libros de viaje como el Manuel du Voyageur de Kaltbrünner. Fundar un país o hacerse la vida más fácil en un territorio en el que hacía falta de todo, por lo que había que importarlo de Europa, como el grafómetro al que hace mención[2], o fabricarlo in situ. Solía escribir directamente a las librerías en París para que enviaran a Charleville los libros y de ahí a Aden. M. Dubar, al que hace referencia, es socio de la firma comercial de Alfred Bardey y fue quien le dio trabajo de capataz cuando llegó a Aden proveniente de Hodeida (agosto,1880).[3] Rimbaud tenía pensado y así fue, no sólo hacer de administrador en Harar, sino abrir nuevas rutas de comercio en Etiopía, en la región de Soa sin pasar por territorio inglés.
Uno de esos envíos fue la cámara fotográfica y fue un punto de inflexión en la relación de conexión con Francia que mantuvo con su familia. “Cette commission a été bien faite; et si je veux je regagnerai vite les 2 000 francs que ça m’a coûté.” (p.2) La seguridad con la define esa transacción tiene una pequeña historia reciente que es pertinente comentar. Durante ese año previo de planes en Aden e inclusive desde su primera estancia en Harar en 1881, se le metió en la cabeza hacerse con una cámara, además de los mapas, instrumental y libros, que M. Dubar le compraría y enviaría de Lyon. De hecho fue en Harar donde Rimbaud comenzó a hacer expediciones serias, con objetivos comerciales claros que no cesarían hasta su enfermedad y consecuente traslado a Marseille en 1891. El trabajo como capataz y administrador se abría a nuevas perspectivas mucho más motivantes y en vista de las expediciones en la todavía desconocida Abisinia una cámara fotográfica se tornaba imprescindible para el explorador.


Nous faisons venir un appareil photographique, et je vous enverrai des vues du pays et des gens, nous recevrons aussi le matériel de préparateur d’histoire naturelle et je pourrai vous envoyer des oiseaux et des animaux qu’on n’a pas encore vus en Europe.
Harar, 15 janvier 1881



Es palpable su emoción por lo que estaba descubriendo y la pequeña gesta que tenía entre manos para sacar todo el provecho posible en esta región rica e inexplorada. Realizó expediciones al oeste de Harar, a territorios de los aroussis y los itous, así como una primera tentativa de comercial en los territorios del sur, la todavía desconocida Ogaden, en la que permaneció durante diez días vestido a la manera árabe, poniendo en práctica el idioma y sus fragmentos aprendidos de memoria del Corán. Sin embargo, la adquisición de la cámara fotográfica no se concretaría en Harar.

Notre matériel photographique et de préparation d’histoire naturelle n’est pas encore arrivé, et je crois que je serrai parti avant qu’il arrive. J’ai une foule de choses à demander.
Harar, le 15 février 1881


Rimbaud volvió a Aden el 5 de enero de 1882 disciplinadamente y a su pesar, lo suplantaría el hermano de su jefe, Pierre Bardey. Ahí permaneció durante más de año haciendo acopio de material bibliográfico, instrumental geográfico y, por supuesto, gestionando la compra de la cámara fotográfica. Rimbaud renovó su contrato en marzo de 1883 con un sueldo de 5000 francos anuales por lo cual los 2000 francos que menciona en su carta del 6 de mayo de 1883 era mucho dinero para invertirlos en una cámara fotográfica.[4] La fiebre fotográfica llevaba ya décadas haciendo a más de uno rico sobre todo si se salía de las ya saturadas ciudades rumbo a las periferias, sin embargo no era la intención de Rimbaud instalar un estudio fotográfico pero seguramente se decantaba por documentar sus viajes y ganarse la confianza de algún lugareño con su retrato. Desde un principio planteó en su correspondencia que la cámara le traería dinero rápido:



Je viens d’écrire à l’ancien agent de la maison d’Aden, monsieur colonel Dubar, Lyon, qu’il me fasse envoyer ici un appareil photographique que complet, dans le but de le transporter au Choa, où c’est inconnu et où ça me rapportera une petite fortune, en peu de temps.[5]

Rimbaud le enviaría un cheque de 1000 fr. a su madre para pagarla. Pero esos 1000 fr. que en principio saldarían la cámara y sobraría para comprar libros se multiplicaron en 1850 y después en 2000. Esto trajo un ir y venir de cartas sobre el estado de los ahorros de Rimbaud, que solía enviar a Charleville[6]. Su madre, pensando en su hijo y sin consultarle, invirtió parte de ese dinero en tierras y en este ir y venir de cuentas terminó exigiendo su dinero y no las inversiones. 2000 francos no es poco dinero y su madre se lo hizo saber. Le echó en cara que lo engañaban y le robaban su dinero, sin contar con la locura de pagar tanto dinero por un juguete y le advirtió que nunca más se entrometería en los asuntos del expatriado[7]. Rimbaud le explicó pacientemente que los gastos incluían todo el equipo de viaje: químicos, lentes, vidrios para los negativos, trípodes, coberturas y demás enseres necesarios para realizar una toma en medio de la nada. Finalmente le hace una llamada de auxilio recordándole enérgicamente que de Francia lo único que conserva es su familia:



Ce qui est surtout attristant, c’est que tu termines ta lettre en déclarant que vous ne vous mêlerez plus de mes affaires. Ce n’est une bonne manière d’aider un homme à mille lieues de chez lui, voyageant parmi des peuplades sauvages et n’ayant pas un seul correspondant dans son pays! J’aime à espérer que vous modifierez cette intention peu charitable. Si je ne puis même plus m’adresser à ma famille pour mes commissions, où diable m’adresserai-je?
Je vous ai dernièrement envoyé une liste de livres à m’expédier ici. Je vous prie, ne jetez pas ma commission au diable! Je vais repartir au continent africain, pour plusieurs années; et, sans ces livres, je manquerai d’une foule de renseignements qui me sont indispensables. Je serais comme un aveugle; et le défaut de ces choses me préjudicierait beaucoup. Faites donc revenir promptement tous ces ouvrages, sans excepter un; mettez-les en une caisse avec la suscription , et envoyez-moi ici, en payant le port, par l’entremise de M. Dubar.

El tono con que explica la importancia de los libros, sin lo cuales será “un ciego”, ilustra bien la trascendencia de sus proyectos que mezclado con el patetismo de algunas frases - Ce n’est une bonne manière d’aider un homme à mille lieues de chez lui, voyageant parmi des peuplades sauvages et n’ayant pas un seul correspondant dans son pays!-muestra el deseo de ver como su familia responde y se compromete con él, pero sobre todo que ese compromiso surja de la confianza en la vida adulta que lleva desde su partida. Económicamente, Rimbaud dependió de su madre hasta que en 1876 comienza a trabajar como capataz en Chipre, por lo tanto es coherente que gran parte de la correspondencia mantenida con su familia trataba de sus ganancias y de sus actividades comerciales, mientras que pocas veces se refiere en detalle a sus viajes.[8] En la relación epistolar con su madre, con su familia, lo anecdótico es excluido completamente para dar casi total importancia a lo económico y profesional, dándoles a conocer una faceta indudablemente nueva que seguramente les daba una cierta tranquilidad. En consecuencia, desde que decide comprar la cámara una y otra vez les explica lo útil que le será y los beneficios económicos que le proporcionará. Intenta que su familia entienda la importancia de la fotografía para un explorador como él, para que no lo perciban como una excentricidad más:



Quand je serai reparti en Afrique, avec mon bagage photographique, je vous enverrai des choses intéressantes. Ici, à Aden, il n’y a rien, pas même une seule feuille (à moins qu’on l’apporte), et c’est une endroit où l’on ne séjourne que par nécessité.
Aden, 16 novembre 1882.
Quant à l’appareil, s’il est bien conditionné, il me rapportera certainement ses frais. De cela ne le doute pas. En tous cas, je retrouverai toujours à le revendre avec bénéfice. L’affaire est envoyée, laissons-la aboutir.
Aden, 18 novembre 1882
Le dit bagage photographique m’arrive ici dans 15 jours, et je verrai vite à l‘utiliser et à en repayer les frais, ce qui sera peu difficile, les reproductions de ces contrées ignorées et des types singuliers qu’elle renfermèrent devant se vendre en France, et d’ailleurs je retirerai là –bas même un bénéfice immédiat de toute la balançoire.
Aden, 6 janvier 1883
Je dépensé une forte somme; mais la chose me la rendra, j’en suis sûr, et je ne gémis donc pas des frais.
Aden, 8 février 1883
L’appareil photographique, et tout le reste, est en excellent état, quoiqu’il ait été se promener à Maurice, et je tirerai bon parti de tout cela. […] Je compte, d’ailleurs faire un curieux album de tout cela [de Harar].
Aden ; 19 mars 1883


Por ello, volviendo a la carta del 6 de mayo de 1883, la determinación con que define la compra de la cámara y el posterior tono suave y casi inocente explicando que ya en Harar el éxito de la inversión es palpable, “Tout le monde veut se faire photographier ici, même on offre une guinée par la photographie” (p.2), responde a un proceso que saca a la luz varios factores. Primero la intención de Rimbaud de involucrar a su familia en sus proyectos y en su economía, siendo que podía perfectamente encargar y comprar a través de su empresa directamente en Marsella o Lyon, sin por eso entrar en detalle en lo que es su vida; en segundo lugar, la todavía viva relación de autoridad de su madre sobre los actos de su hijo ilustrada en las continuas justificaciones que tiene que dar para que no se piense que su dinero y sus actos los siguen conduciendo el patrón de sus emociones.
Después de los asuntos pendientes comienza poco a poco una narración intimista de su estancia fuera de Francia. Menciona que incluye dos fotografías -finalmente serán tres-, que se encuentra mejor en Harar que en Aden, le esperan tres años más de contrato pero no ve perspectivas favorables para el negocio. Está bien pero “À la fin de cette année-ci, j’aurai trois ans complets dans cette boîte.“ (p.3) Comienza el pesimismo recurrente en la gran mayoría de sus cartas, ese lamentarse continuo, queja constante de un exilio voluntario que seguramente no es fácil. Pero adquiere un tono confesional distante de las escuetas cartas de los últimos meses. Ha llegado a Harar con planes que se exceden a las responsabilidades de un administrador, que competen más a las del explorador con olfato de comerciante, cargado de libros y de instrumentos, se dispone a iniciar una nueva etapa -ardua cual expiación- pero sobre todo transitoria. El sueño evocado es llegar a tener un hijo al cual educar, una familia en un sitio de su agrado, un lugar y un tiempo que terminará con su continuo errar. “À quoi servent ces allées et venues, et ces fatigues, et ces aventures chez les races étranges, et ces langues dont on se remplit la mémoire, et ces peines sans nom […]” (p.4)
El pesimismo que deja ver en su carta hace más patente la importancia del contacto, de los envíos, de las cartas. Las fotografías. El último párrafo de su carta hace referencia a las tres fotografías que decide enviar a casa. Después de todo lo sucedido con la compra de la cámara era un compromiso demostrar que servía de algo, por lo menos llevarles hasta Charleville un fragmento de su vida. Un gesto en el que se hará ver cómo se encuentra: ”pour rappeler ma figure“ (p.7)




[1] Œuvres complètes. Poésie, prose et correspondance. Introduction, chronologie, édition, notes, notices et bibliographie par Pierre Brunel, col. Classiques Modernes, Le livre de Poche, 1999; Œuvres complètes. Édition établie, présentée et annotée par Antoine Adam, Bibliothèque de la Pléiade, Paris, Gallimard, 1972; Œuvres complètes. -Correspondance. Édition présentée et établie par Louis Forestier, col. Bouquins, Robert Laffont, 1992. Brunel especifica de la carta lo siguiente: “Cette lettre a été publiée pour la première fois avec une coupure par P. Berrinchon en 1899 dans les Lettres de Jean-Arthur Rimbaud. L’original se trouve à la Bibliothèque Jacques Doucet. Fac-similé dans Lettres d’Afrique et d’Arabie, p.133-136.” Op.cit., p. 962
[2] El grafómetro lo pidió en dos cartas -6 de enero y 14 de marzo de 1883- explicando que era “[un] instrument à lever les plans”. Correspondance, p. 598. Todas las referencias a la correspondencia provendrán de la edición de las obras completas de Pierre Brunel, a menos que se especifique otra fuente.
[3] Graham Robb. Rimbaud. Barcelona, Tusquets, 2003, pp.323-325. Para los datos biográficos se seguirá este estudio reciente sobre el poeta.
[4] Correspondance, Aden, 20 mars 1883, op.cit., p. 600.
[5] Ibid., Aden, 28 septembre 1882, p. 590.
[6] Ibid., Aden, 3 novembre 1882; Aden 16 novembre 1882; Aden 18 novembre 1882, 8 décembre 1882.
[7] Las cartas de Charleville a Arabia y África no se conservan, posiblemente las destruía o extraviaba, por lo visto no le interesaba guardarlas: “J’ai reçu 2 lettres de novembre; mais je les ai perdues tout de suite, ayant cependant eu le temps de les parcourir, […]” Harar, 15 janvier 1881; “Je reçu de vous une lettre dont je ne me rappelle pas la date [:] j’ai égaré cette lettre dernièrement.” Harar, Dimanche 16 avril 1881, Brunel, op.cit., pp. 563, 568. Por lo tanto, las referencias al correo de su madre y hermana se deducen por sus respuestas. En este caso: “Tu dis qu’on me vole”; “Naturellement, on n’a pas acheté sans savoir s’il y aurait des fonds pour couvrir l’achat [de l’appareil photographique].”; “Au lieu de te fâcher, tu n’as qu’a réjouir avec moi. Je sais le prix de l’argent.” Aden, 8 décembre 1882, Ibid., p. 593.
[8] De hecho por la correspondencia con su familia no puede deducirse la intensa actividad en Harar, tanto de la primera como de la segunda estancia, solía mencionarlo superficialmente y nunca da detalles, de su primera expedición sólo dice: “Je vais prochainement faire une grande tournée au désert pour des achats de chameaux. Naturellement nous avons des chevaux, des armes et le reste. Le pays n’est pas déplaisant [:] en ce moment il fait le temps du mois de mai en France.” Harar, le 15 janvier 1881. No explica que en esa región hace apenas unos meses murió un joven explorador, Henri Lucereau, a manos de la tribu Itou, pero se refiere a que cuenta con caballos, armas y “le reste”, un genérico etcétera que une al parte del tiempo. Siempre da cuenta del clima comparándolo con el de Francia. Posible intento de acercar al lector a su experiencia en lo más superficial pero más identificable.

11.7.09

DEVANEO. Diario desde retaguardia, 1918

Under the Red Cross Flag at Home and Abroad: Base Hospital Unit #44, Evacuation Hospital #5, 1918-1919, 25x30 cms., manuscrito e ilustraciones en tinta blanca y fotografías Record ID 447614, Colección New York Public Library. http://digitalgallery.nypl.org/nypldigital/id?1159965

El diario es un documento íntimo con multitud de registros. Caben todo tipo de formas de escritura que logren atrapar la momentaneidad de la experiencia. En el caso del viaje la consignación de lo acontecido tiene como fin el recordatorio, el diario se convierte en un objeto y ese objeto en el mapa del itinerario interior. En la representación de la experiencia del viaje convergen una serie de elementos que resultan en un proceso de reelaboración de lo vivido. Estos elementos están relacionados con la actitud ante lo nuevo, las formas de apropiación de ello, y, la reelaboración de la experiencia a través de los medios de representación elegidos. A estos tres momentos puede agregarse la autolegitimación de la experiencia en la representación y su recepción pública, el problema de la verosimilitud es abordado en prácticamente todas las manifestaciones de la escritura del viaje.
Ethel Anderson realizó un álbum que reune dos tipos de discursos: la fotografía y el diario. El proceso de reescritura se realizó una vez finalizado el viaje. No fue un viaje de placer sino un viaje de necesidad. Ella fue destinada a Francia como enfermera voluntaria durante los últimos meses de la Primera Guerra. Su llegada a Francia está marcada por la muerte. Son los meses en que el absurdo de la guerra es evidente. Su itinerario es ilustrado por la destrucción ya que su experiencia es la de la retaguardia. Le Havre, Reims, Verdun, Staden. Ella y el grupo de enfermeras con las que se desplaza vivirán el armisticio pero su labor se extenderá algunos meses más. Cuando les permiten volver a casa emprenden un viaje de ilusión y vitalidad que las lleva de París a Mónaco. El sur de Francia. De vivir en la trincheras, atender en tiendas de campaña y hospitales atestados pasan a disfrutar de la comida, los hoteles, el casino y los tópicos parisinos de toda postal turística.
El documento es manuscrito, sobre fondo negro Anderson pega cuidadosamente las fotografías, las recorta, les dibuja sencillos marcos y hasta hace composiciones inocentes pero crudas. Para la fotografía de un campo de cruces de los caídos dibuja una sencilla cruz blanca a manera de marco, una lápida que contiene el anonimato de la muerte.
Under the Red Cross Flag, ID 1160017 , NYPL. El poema con título We Shall Not Sleep fue escrito durante la segunda batalla de Ypres por el coronel John Macme. La primera estrofa: In Flanders Fields/ the puppies blow/Between the crosse/ row on row./ That mark our place;/ and in the sky/ The bark still bravely singing fly,/ Scarce heard a midst the guns below.

Under the red Cross Flag, ID 1159987, NYPL. Entrada del diario del 27 y 29 de Agosto de 1918. La fotografía superior muestra las tiendas donde dormían las enfermeras, la inferior en primer plano dos compañeras y al fondo las tiendas de los heridos. El texto narra la sorpresa al descubrir después de una batalla grandes globos 'como elefantes' que eran usados para ocasionar la caída de los aviones de combate. "[...]These ballons look like huge elephants with big happy ears, slowly rising from the ground. When these go up it always means trouble, and sure enough Fritz came over last night and bombed the town killed several civilians. [...]"

Además de la narración cronológicamente estructurada de sus experiencias agrega poemas de soldados y compañeras. Por ello, en su catalogación por la Biblioteca Pública de Nueva York se atribuye a Anderson la compilación. Canciones que unían a los hombres y mujeres, los poemas seguramente fueron recopilados y atesorados por ella. El homenaje que al final hace a sus compañeras sobrevivientes y a las muertas es perturbador.
Under the Red Cross Flag, ID 1160060, Composición.

Under the Red Cross Flag, ID 1160061, NYPL, Composición.

El documento híbrido, el homenaje a una experiencia. Son muchas las preguntas que suscita este curioso álbum. Documento desde el anónimato de una enfermera voluntaria, pero rico en lo que se viene a denominar la historia privada. Las fotografías también son una incógnita. Sin duda merece una lectura más profunda que la primera impresión de un documento que ha llegado hasta mí por el azar de la virtualidad... escudriñando en los archivos digitales de la NYPL.

8.7.09

The Arctic Regions. Hiperactividad fotográfica (parte II)

Con en el fin de aproximarnos a los detalles de aquel verano de 1869, se abordarán dos documentos íntimos. Por un lado las memorias del guía y médico de la expedición Isaac I. Hayes, y, por otro los diarios del propio William Bradford. La expedición tenía como fin penetrar en las aguas gélidas de las costas de la península de Labrador en Canadá y Groenlandia. William Bradford contrató al médico Isaac I. Hayes para hacer de guía por esta zona inhóspita, sólo recorrida por barcos balleneros y las misiones que por entonces intentaban explorar el Paso del Norte. No fue fácil que accediera Hayes al proyecto, si bien, se había dejado claro que sólo se emprendería el viaje durante el verano y que al menor indicio de peligro se volvería sobre sus pasos. El Dr. Isaac Hayes había realizado varios viajes al ártico, uno de ellos y sin duda el más traumático fue con el explorador Elisha Kent Kane.
Bradford zarpó de Boston el 3 de junio de 1869 con todo el material necesario para tomar apuntes y pintar, además de un amplio el equipo fotográfico. Contrató a John L. Dunmore y George Critcherson[1] del estudio J. W. Black de la ciudad de Boston.[2] Un mes después iniciarían, el 3 de julio, la expedición bajo el mando del capitán John Bartlett, a quien describe Hayes como “valiente casi hasta la temeridad”.[3] El buque ballenero “Panther” de 375 toneladas sería su hogar durante los próximos tres meses. Bradford describe ese momento con intensa emoción patriótica al inicio de su libro. No hay que olvidar que en absoluto consideraba un capricho emprender el viaje sino como una prueba de resistencia del hombre ante la naturaleza implacable. La enorme nave, el helado mar, la bandera ondeando, la toponimia ya avisa de que estaban ante uno de los confines del mundo. Newfoundland.[4]

The “Panther”, a vessel of about three hundred and seventy-five tons register, steamed out of the harbour of St. John’s, Newfoundland, about ten o’clock in the forenoon of July 3rd, 1869, with the United States flag flying at the foretopgallant mast, indicating that she was engaged on America service. In fact, it was this vessel which bore the party of adventures whose story is partially illustrated by photographics views contained this volume.[5]

John L. Dunmore, and George Critcherson, "icebergs passed near the Newfoundland Coast.", placa 1, impression albuminada , 6 x 8 7/8 Clark Art Institute Collection

La primera escala fue en Cabo Desolación, el primer contacto con el paisaje y con la historia. En ambos testimonios el relato tiene un halo misterioso y seductor, la expectativa se cumple. Ahí había estado hacía tres siglos John Davis en el Sunshine, ahí estaban ellos ahora, frente a ese mismo paisaje en el mismo mes del año. Bradford describe el momento así:

And far away on the eastern horizon was a low-lying blue cloud, which some thought another fog-bank; but the more experienced declared that it was land; more than that, the coast of Greenland. And so it was. As the sun went down the air became clearer, and a bold headland loomed up in the north-east, -the veritable “Cape Desolation” of “Old John Davis”, so named by him in 1585, on account of its barren, blighted, and desolate aspect.[6]

John L. Dunmore, and George Critcherson, "Cape Desolation", placa 3, wet plate collodion, impression albuminada , 6 x 8 7/8 Clark Art Institute Collection

A partir de este primer punto, la actividad de Bradford, Dunmore y Critcherson fue constante. Para lograr la significativa cifra de trescientos negativos sobre placa de vidrio había que dedicarse enteramente a ello. Desde cubierta, con las oscilaciones propias de una embarcación o en tierra la toma fotográfica fue sumamente complicada. El frío intenso producía cambios en las fórmulas de emulsionado de la placas, la ubicación de la cámara para el encuadre que interesaba a Bradford era muchas veces infructuoso por la calidad del terreno, de hecho, llegar a los emplazamientos era una tarea que requería de varios ayudantes con el fin de lograr portar todo material. Cuando desembarcaban en una zona habitada tomaban prácticamente el poblado para efectuar retratos y vistas de todo lo que pudiesen. El ritmo de trabajo era frenético. Bradford realizó bocetos, acuarelas, algunos estudios sencillos en óleo, además de dirigir el trabajo de los fotógrafos contratados para el viaje. Encontró en la fotografía el medio ideal para las características extremas del viaje, describe así las constantes variaciones climatológicas y las posibilidades del medio:

The wild, rugged shapes, indescribable and ever-changing baffle all description, and nothing can do them justice but the sun-given powers of the camera.[8]

Hayes es un buen testigo de la infatigable fuerza del equipo de artistas, en sus memorias hace constante alusión a la gran motivación que rodeaba todo en la expedición. Sin duda, Bradford no estaba dispuesto a perder el tiempo, el verano es muy corto en el ártico.
The photographers were aboard with their cameras, baths, and plates; the artists with their sketch-books, stools and pencils; the surveyors with their sextants, barometers, compasses, and tape-lines; the hunters with their weapons, game-bags, and ammunition; the steward with his cooking mixtures, and substantial eatables and drinkables; “the Arctic Six” were at their stations; and “All aboard!” was the signal to shove off.[9]

Así describe una expedición. Cada salida implicaba abastecerse mediante la caza de focas u osos, desplegar un equipo de científico, los documentalistas y hasta el cocinero. Como indica los fotógrafos llevaban consigo cámaras, lo que llama baños son las emulsiones y placas de vidrio protegidas por los chasis de madera. Los pintores llevaban un taburete, libretas y pinceles. Si desembarcaban en una población, los fotógrafos –equipo en el que siempre se encuentra Bradford- pasaban todo el día retratando a los habitantes y los alrededores.

Monday was occupied by our partly in a very agreeable and profitable manner –by the photographers especially, who, early in the day, took possession o fine of the governor’s room, and photographed the whole town and nearly every body in it.[10]

El trabajo constante sorprende a Hayes, hasta el punto en decide que no es necesario que los acompañe en sus excusiones. Siempre se siente más en confianza y en su ambiente con el capitán Bartlett. Cuando llegan al pueblo de Upernavik se hospedan en casa del gobernador, doctor Rudolph.[11] El calor de hogar, la deliciosa cama que ofrecieron a Hayes, las vistas al mar desde su ventana en la que inclusive hay unas cuantas flores silvestres, le obligan a quedarse en la ciudad en lugar de acompañar a Bradford a las excusiones por la zona.

We remained a week at Upernavik, and during that time I never saw the Panther. I never was so glad not to see any thing in all my life before. I was quite willing to believe that the artists were painting and photographing icebergs without limit, and were getting into their camera every thing from a native to a mountain, but I did not want to see it.[12]

Como bien lo dice, fotografían desde un iceberg hasta una montaña pasando por los nativos. El tono con que se refiere a sus compañeros no deja duda que no comparte sus motivaciones estéticas. Es comprensible, Hayes ha vivido la crueldad de una expedición perdida a su suerte, la rigurosidad de los inviernos a bordo de un micromundo helado, la angustia de caminar durante meses encontrando a su paso un paisaje magnífico y monótono, el pago por esa dura prueba: la amputación. Es comprensible que dentro de las expectativas de la expedición, le parezca exagerada la fiebre de los artistas por conservarlo todo.

We returned to Godhavn on the 10th of September, and for a week thereafter travelled about the Island of Disco as we found opportunity and inclination. […] The artists were constantly at work with camera and pencil. [13]

Pero estas excursiones no siempre eran anodinas. Efectivamente no paraba el equipo de Bradford de trabajar, de tomar fotografías y hacer bosquejos, sin embrago, no eran precisamente emplazamientos fáciles ni cómoda la situación. Por ejemplo, al retratar el glaciar y fiordo de Sermitsialik son testigos del desprendimiento de un muro de hielo dando así el nacimiento a un iceberg. Otros de los incidentes que Hayes recopila son algunas de las dificultades para hacer, el en apariencia sencillo, ejercicio de tomar unas fotografías. Además de la inclemente temperatura, de lo inestable del terreno, se presentan acontecimientos que arruinan un día de trabajo. Uno de ellos es el curioso ataque de mosquitos, los cuales no sólo molestan a los fotógrafos sino que terminan arruinando las placas y los bosquejos de Bradford.

They had their heads covered with mosquito nettings at first; but that did not appear to make any difference. The mosquitoes go through and under them, in one way or another and the nettings were torn off. Then they flirted them about their heads, and for instant cleared a breathing space, but as soon as the work was resume, back they came. […] But the photographers had the worst of it; the “colonel” (who was first operator) especially, for he had to focus his instrument, which proceeding required time and care; and the agony of that interval of enforced quiet was most intense, if we might judge from the fierce pawing, and stamping and running to and fro that followed, all of which have been very amusing, had we not known by experience that it was very distressing and very painful. Then insects got into the instrument and ruined the plates, which was a still further aggravation. The “major”, who was second operator, could do nothing satisfactorily in “developing”, […].[16]

Es curioso que describa el momento como una agonía, entre el deber de terminar la tomar y la imposibilidad de lograrla. Bradford no hace referencia a esta anécdota. Los diarios y comentarios de las fotografías del libro The Arctic Regions son todos referentes a las sensaciones vividas ente los monumentos naturales y descripciones de los paisajes. La toma fotográfica aparentemente no cobra mayor problema, los inconvenientes posiblemente no hayan sido relatados por la simple razón que no eran merecedores de consignarse en una edición de lujo. La mítica exploración tenía que resultar incólume, limpia de pequeñas eventualidades. Para Hayes, lo sorprendente continuaba siendo que la expedición tuviese un carácter lúdico y estético; cuando cruzaron el círculo polar ártico el 31 de Julio de 1869 seguía resultando inverosímil para él que un grupo de excursionistas estuviese pasando un verano ahí, donde tantos habían perdido la vida.

The steamship Panther crossed the artic circle July 31, 1869, bound for the waters of upper Baffin Bay. She was not bound upon voyage of discovery, nor did she belong to the whaling fleet which for the past three centuries has annually visited the icy regions; nor was she in pursuit of the cofish, salmon, and halibut which abound in the Greenland seas and lakes; but she simply bore a party of excursionist, who had resolved to make a summer to the regions of the arctic cercle.[17]

[1] “Expedition photography”, Encyclopedia of Nineteenth- Century Photography, ed. John Hannavy, CRC Press, 2008, p.512
[2] Lucien Goldschmidt and Weston J. Naef, The Truthful Lens: A Survey of the Photographically Illustrated Book, 1844-1914, New York, Grolier Club, 1984, p. 37.
[3] “The captain, always ready for any proposition of an adventurous nature, […], he was the only man on board who was always prepared for whatever might turn up. Such another captain there never was, as I believe. Brave almost to temerity; yet, possessing excellent judgement, he was just the man to get into a difficulty, and the very man to get out of it. Although only twenty five years old, he had, nevertheless, been eight years in command of one sort of craft or another, and was a thorough sailor.” Hayes, Land of Desolation, New York, Harper & Borthers, 1872, p. 154.
[4] Michel F. Robinson remarca el rango de heroicidad y patriotismo de las exploraciones al ártico: “Explorers became associated, gloriously and notoriously, with the traits of the nation. In so doing, they gave voice to hopes and fears that seem, at first glance, far removed from the Arctic regions: about the status of the United States as a civilized nation, about threats to its manly character and racial purity, about the blessing of science, about the dangers of progress. The Arctic, in other words, presented a faraway stage on which explorers placed out dramas that were unfolding very close to home.[…] They gave meaning to the voyages. Men believed that Arctic exploration touched on issues so important that they were willing to die for the chance to say something about them“. Robinson, “An Arctic divides. Isaac Hayes and Charles Hall” , The Coldest Crucible, Arctic Exploration and American Culture, Chicago, University of Chicago Press, 2006, , p 3.
[5] Bradford, The Arctic Regions, Preface.
[6] Ibid, p.3.
[7] I. Hayes, The Land of Desolation, being a personal narrative of observation and adventure in Greenland, New York, Harper & Brothers, Publishers, 1872. De sus experiencias árticas había escrito ya Observations upon the relations existing between food and the capabilities of men to resist low temperatures ( 1859), An Arctic Boat Journey in the adventure (1860), The Open Polar Sea, a narrative of a voyage of discovery towards the North Pole, in the schooner “United States" (1867); en reconocimiento a aportaciones en la investigación de norte polar poseía para entonces la medalla de oro de la Royal Geographical Society of London y también de la Société de Geographie de Paris y miembro honorario de las misma en Berlín e Italia. Hayes, op.cit. , pp. 17-18.
[8] Bradford, op.cit., p.49, citado en “Expedition photography”, Encyclopedia of Nineteenth- century photography, op.cit., p.512. Gary D. Sampson escribe “In Bradford’s case, for instance, the iceberg was the chief feature that epitomized his experience, and photography became them enabling medium for this […].”
[9] Hayes, p.55.
[10] Ibid., p.112.
[11] “I actually found was a civilized bed, and other homelike luxuries which Dr. Rudolph was good enough to place at my disposal. And oh the luxury of that bed after eight weeks in the narrow quarters of a ship’s bunk, always damp, and black with coal-dust, and daily rendered worse by the unsuccessful attempts of an idiotic cabin-boy to put it to rights and keep it clean!” Ibid.
[12] Ibid., p.319.
[13] Ibid., p.348.
[14] Ibid.,, pp.179-181.
[15] Ibid. p. 32.
[16] Hayes, op.cit., p.198.
[17] Isaac Hayes, “Across the Arctic Cercle”, Harper’s Weekly, 1871 en “The growing significance of polar turism”, ed. John Snyder y Bernard Stonehouse en Prospects for Polar Tourism, CABI, 2007, p. 17-18.
[18] Hayes, op.cit., p.243.
[19] Bradford, placa 40.
[20] Hayes dedica un capítulo a la caza de los osos polares. Su relato es ágil y lleno de detalles, logra transmitir la excitación de toda la tripulación ante la lucha y el trofeo. “Hunting by Steam”, p.271, ss.
[21] Ibid., pp.280-281.
[22] Bradford, placa 93.
[23] Bradford, placa 93.
[24] Hayes, p.286