NOUS DEVONS EN RETOUR LES CONTEMPLER, LES ASSUMER, TENTER D'EN RENDRE COMTE. IMAGES MALGRÉ TOUT: MALGRÉ NOTRE PROPRE INCAPACITÉ À SAVOIR LES REGARDER COMME ELLES LE MÉRITERAIENT, MALGRÉ NOTRE PROPRE MONDE REPU, PRESQUE ÉTOUFFÉ, DE MARCHANDISE IMAGINAIRE. GEORGES DIDI-HUBERMAN, IMAGES MALGRÉ TOUT, PARIS, LES ÉDITIONS DE MINUIT, 2003, P.11.


PERFIL EN ACADEMIA.EDU

23.3.12

Athanasius Kircher y las palabras para hablar de fotografía II


Otro de los grandes textos sobre la representación de la naturaleza, entendida como su imagen en un segundo grado simultáneo a la realidad, es el estudio de Athanasius Kircher Ars magna lucis et umbrae (1646), en el que ilustró y describió claramente procedimientos de las cámaras lúcidas y obscuras, las linternas mágicas, los efectos estáticos y en movimiento de las proyecciones luminosas. El diseño de sus linternas mágicas o máquinas catóptricas fue muy popular durante el siglo XVII y XVIII. Servían para proyectar imágenes pintadas en vidrio creando diversos juegos visuales, no bastaba con el simple divertimento que producían a los muchos visitantes de su museo, lo importante era la búsqueda de sus causas y sus interpretaciones. Por ejemplo, el concepto de generación espontánea –de animales, minerales y plantas- se extendió al concepto de resurrección respecto a las imágenes proyectadas mediante instrumentos ópticos. La imagen tenía una vida similar a la real pero era completamente inasible, el proceso de creación de esas imágenes proyectadas podría ser la clave para entender el concepto teológico de la vida eterna. La influencia de la obra de Della Porta es evidente. Kircher, no sólo entendió estos aparatos como divertimentos o como experimentos físicos sino que extendió a las esferas de la teosofía sus posibilidades. En su tratado las ilustraciones de las linternas mágicas suelen proyectar imágenes de esqueletos o escenas de personajes ardiendo; las cámaras obscuras toman como modelos demonios o la cruz. Conjuga simultáneamente todo el bagaje de símbolos y alegorías de la teosofía con las investigaciones empíricas sobre la luz. No es de extrañar, sin embargo, a pesar de encontrarnos en el contexto del barroco y ante un tema ciertamente perturbador y fundamental como lo es la luz y la percepción humana, que tanto la retórica, la estética como la mecánica de Kircher tuviesen una trascendencia que llegará hasta pleno siglo XIX. Como posteriormente se verá, los estudios y los instrumentos para describir los fenómenos de la luz serán prácticamente los mismos. Y no se han de excluir las concepciones acerca de lo invisible, la magia y la mano creadora de la naturaleza. La magia de la naturaleza se reconstruía con la mano humana, la luz y las sombras hacían ver un mundo oculto, de simulaciones, pero tan real como aparenta.


Ars magna lucis et umbrae, 1646.



. Athanasius Kircher, Ars magna lucis et umbrae, Romae, Sumptibus Hermanni Scheus, 1646. La edición digitalizada puede consultarse gracias a la Freie Universität Berlín en ECHO European Cultural Heritage Online, http://echo.mpiwg-berlin.mpg.de
. Angela Mayer-Deutsch, “’Quasi-Optical Palingenesis’ The circulation of portraits and the image of Kircher” en Athanasius Kirher, London, Routledge, 2004, pp.104-105.
. Mark Pendergrast, Historia de espejos, México, Ediciones B, 2003, pp.82-86.
. Paula Findlen, Possessing Nature: Museums, Colleting and Scientific Culture in early Modern Italy, Berkeley, University of California Press, 1994.





20.3.12

Athanasius Kircher y las palabras para hablar de fotografía I

El libro Ars magna lucis et umbrae (1646) de Athanasius Kircher (c1601-1680) constituye uno de los primeros documentos en los que se estudia a profundidad los efectos de la cámara oscura y otros mecanismos de proyección de luz. Este libro contiene numerosos grabados en los que ilustra sus tesis sobre la reflexión de la luz y el diseño de dispositivos para su manipulación y control por el hombre.  El análisis del frontispicio con el que abre su magna obra ilustra una corriente de pensamiento sobre la naturaleza de la fijación de las imágenes que trascenderá  hasta el siglo XIX con el surgimiento de la fotografía. 


Athanasii Kircheri, Ars magna lucis et umbrae: in decem libors digesta; quibus admirandae lucis et umbrae in mundo..., panduntur, Romae, 1646.
Freie Universität Berlín en ECHO European Cultural Heritage Online, http://echo.mpiwg-berlin.mpg.de

6.3.12

DEVANEO. Primeras fotografías árticas.


Dr. William Domville, Ships of the Belcher expedition at anchor in Greenland, probably Disko Bay, mayo-junio 1852, calotipo, National Maritime Museum Collection F6905-002 y F6907-002. Son dos positivos digitales a partir de calotipos en los que se puede apreciar el movimiento del iceberg y un ligero cambio de desplazamiento, inclusive es clara la irregularidad de la aplicación dela emulsión sensible sobre el papel.




John. L. Dunmore y George Critcherson[1] no fueron los primeros en fotografiar el Ártico, antes los calotipos de William Domville de 1852 y los colodiones húmedos de E. A. Inglefield en 1854 obtuvieron imágenes de esos territorios, ambos en misiones de búsqueda de sir John Franklin y ambos ingleses. De aquellas primeras calotipias tomadas desde el Resolute en las costas de Groenlandia sólo se conservan tres y ya entonces su difusión fue restringida. La técnica no las hacía especialmente atractivas comparando la nitidez y detalle que proporcionaba el daguerrotipo, sin embargo sorprende el grado de conservación después de un viaje de este tipo. La expedición Belcher comprendió casi tres años de aventura, por ende, dos largos inviernos al quedar encallados en hielo cuatro de las cinco naves que formaban la expedición. La expedición de sir Edward Belcher en la que participó el Dr. William Domville está reseñada por G. F. McDougall en The Eventful Voyage of H.M. Discovery ship “Resolute” to the Arctic regions in search or Sir John Franklin and the messing crews of H.M. discovery ships “Erebus” and “Terror”, 1852,1853,1854, de 1857. Hay una parte en esta crónica plagada de situaciones límites y terribles vacíos de aburrimiento en la que narra McDougall que inclusive inauguraron con una obra The Theatre Royal en las Islas Melville. Nuestro médico y fotógrafo leyó unos versos a manera de prólogo a la obra Charles the Second, que incian así: “ ‘This now some two and thirty years ago, / This region of eternal ice and snow/ […]” 2]

Inglefield había dirigido en 1852 sin éxito uno de las tantas búsquedas de Sir John Franklin, en su caso directamente financiada por la esposa del desaparecido. Poco después volvió al Ártico a buscar e intentar reflotar la expedición Belcher. Encontró los navíos abandonados y posteriormente salvó parte de la tripulación.


Captain Edward Augustus Inglefield, Two Inuit women, one with a baby in a sling on her back, 1854, colodión húmedo sobre placa de vidrio, G04264 Colcección National Maritime Museum.


En el caso de las fotografías del Capitán Edward Augustus Inglefield son colodiones húmedos sobre placa de vidrio, para ellos se requería de un cuarto oscuro cerca del lugar de la toma y de la preparación in situ de la placa. Sus fotografías son básicamente retratos de los Inuit y de los occidentales que habitaban las costas de Groenlandia, así como de la tripulación. Por lo menos los retratos se efectuaron en un mismo momento.[3] A pesar que la gran mayoría de las placas de Inglefield son retratos, ninguno se relaciona con la estética científica propia de los proyectos contemporáneos fisonomistas de Huxley, por ejemplo, su fin no es tanto analizar la raza sino solamente consignarla desde un una perspectiva de representación familiar al occidental.


Captain Edward Augustus Inglefield, Phoenix and another ship of the Inglefield expedition; Captain Parker of the Hull whaler Truelove, 1854, colodión húmedo sobre placa de vidrio, G042255 y G042258 en Colección National Maritime Museum.

Mas, fue el mismo Sir John Franklin quien llevó una cámara de daguerrotipos al Ártico. El estudio de Richard Beard en Londres retrató a gran parte de su tripulación antes de zarpar pero si se realizó algún daguerrotipo durante la fatídica expedición no se recuperaron cuando fueron encontrados parte de los restos de la huida por hielo. Sobre la polémica e incógnitas que suscitan estos retratos y de los supuestos daguerrotipos que quizás fueron tomados en el viaje todavía hay investigadores que siguen las huellas. Ver http//2.bp.blogspot.com del académico Russell Porter.

[1] Otros fotógrafos que posteriormente retrataron el Ártico fueron W. J. A. Grant en la expedición Pandora de Sir Allen Young en 1875-1876; Benjamín Leigh Smith en la British Exploring Expedition de 1880, cfr. Robert G. David The Arctic in the British Imagination, 1818-1814, Manchester, Manchester University Press, 2000, p. 32-33.
[2] Se conservan tres calotipias en el National Maritime Museum de Londres. G. F. McDougall en The Eventful Voyage of H.M. Discovery ship “Resolute” to the Arctic regions in search or Sir John Franklin and the messing crews of H.M. discovery ships “Erebus” and “Terror”, 1852,1853,1854, London, Longman, Brown, Green, Longmans &Roberts, 1857.
[3] Se conservan nueve negativos en el National Maritime Museum de Londres. Sobre los problemas de estas primeras aventuras fotográficas ver David, op.cit., p. 31.