Louis-Jacques-Mandé
Daguerre, bajo el auspicio certero de François Arago, presentó el daguerrotipo
el día 19 de agosto de 1839 en la Academia de Ciencias y las Artes de París,
después de una serie de demostraciones más menos discretas ante personalidades
de la política, las artes y las ciencias. El propio Alexander von Humboldt se
refirió con admiración a los detalles minúsculos de la imagen daguerrotipia que
le mostraba Arago, en una carta a un amigo describe un pequeño diálogo entre
ambos ante aquella primera fotografía:
He podido contemplar una vista interior del
patio del Louvre con sus innumerables bajorrelieves. –Había paja (que) acababa de pasar por el muelle. ¿La veis en el
cuadro? –No. Me tendió una lupa y vi briznas de paja en todas las ventanas.
“Carta a Carus”, 25 de febrero de 1839.
Humboldt
no fue únicamente un invitado a ver las maravillas del invento, formó parte de
la comisión de científicos encargados de verificar la fiabilidad del
daguerrotipo junto con Jean-Baptiste Biot y François Arago. Ambos relacionados
antes en la misión de triangulación meridiana para establecer el valor del
metro como medida longitudinal. Gracias a su colaboración con la Oficina de
Longitudes como becario, a su astucia e inteligencia, fue reconocido como
miembro de la Academia de la Ciencias más joven de su historia. Con tan sólo 23
años Arago era toda eminencia científica y política en Francia. Por ello fue
determinante el entusiasta apoyo de Arago al daguerrotipo llevándolo a ser de
inmediato un súper ventas de la tecnología.
Retrato de François Arago por Charles Steuben, 1832
François
Arago fue un humanista fascinado por la ciencia y el arte. Sus estudios de
óptica, de física y astronomía fueron difundidos en libros dirigidos a un
público general. Investigó sobre la velocidad de luz proveniente de las
estrellas, la polarización de la luz, el
diámetro de los planetas, el magnetismo, la velocidad del sonido… Precisamente
en el año 1839 eran publicados por primera vez en español sus cursos de astronomía,
edición en la que podemos leer en su prólogo:
Mr. Arago, el famoso astrónomo francés cuyo
nombre anda en todas las bocas, ha sido el primero que ha espuesto [sic] la
Astronomía de este modo científico y elemental a la vez. Sus lecciones dadas en
el Observatorio real de París nada dejan que desear sobre esto, y satisfacen
plenamente los deseos de aquello que han hecho un estudio profundo de la
doctrina de los astros, y de cuantos buscan claridad y concisión de la
esposición [sic] de una ciencia cualquiera. [1]
Aunque
esta honorable parte de su carrera es la que destaca por su influencia y
reconocimiento pero para recordar a este gran hombre prefiero referirme a su
paso por Barcelona, Valencia y Baleares en la misión de confirmar la fiabilidad
del metro como medida longitudinal mediante la prolongación del meridiano que
cruza Francia para terminar con el proyecto de establecer el arco meridiano
entre Dunkerque y Barcelona suspendido a causa de las guerras napoléonicas. La primera
medida del meridiano entre el mar del norte, Dunkerque y la provincia de
Barcelona, el Masnou, pasando por el centro de parís y recorriendo Francia del
norte al sur se realizó entre 1669 y 1718. Posteriormente revisado entre 1739 y
1749. Finalmente, la última parte del proyecto entre 1792 y 1798 tuvo como fin
la definición del metro ya este debía medir la diezmillonésima parte de un
cuarto de meridiano terrestre. La prolongación de la triangulación para
establecer el meridiano de París hasta las islas Baleares y de pasó comprobar
la medida del metro se realizará a principios del siglo XIX.
En 1806
la operación es designada a Biot y al joven Arago, quienes durante 2 años
triangulan y miden el territorio comprendido entre la costa del mediterráneo y
las islas Baleares. Arago permanece un poco más contando con colaboración de
las autoridades para poder terminar con su labor, siendo necesario el
desplazamiento por el territorio con un equipo extremadamente moderno y
semejante a lo que cualquier buen ingeniero y espía debía llevar encima:
telescopios, lentes varias, mapas, instrumentos de topográficos y geodésicos
como el círculo repetidor de Borda. La triangulación geodésica con la que se
servían para medir el meridiano se basaba en la unión y medición de triángulos
de hasta 150 kilómetros mediante antorchas y espejos que precisaban de operarios
en plena naturaleza.
Cuadrante geodésico de finales del siglo XVIII expuesto en el observatorio Fabra de Barcelona.
Círculo repetidor de Borda c1787 para la medición de ángulos.
Estalla
la guerra con la ocupación napoleónica de España en 1808, justo 15 días después
de llegar a e instalarse en la isla de Mallorca, en la montaña de la Mola de l’Esclop.
Aquella gracia y curiosidad que inspiraba entre los lugareños se convirtió en
sospecha. Fue oficialmente considerado espía de Francia y tuvo que abandonar
España poniendo rumbo a Argelia escondido en un pequeño barco de pescadores, es
decir cruzando todo el mar Mediterráneo para volver a cruzarlo nuevamente para
llegar a Marsella. Desde Argelia zarpa en un navío comercial y a apenas una
millas del puerto de Marsella su barco fue capturado por unos corsarios
españoles, es decir, por piratas del pueblo de Palamós. Los catalanes lo
condujeron a la bahía de Rosas y de ahí al pueblo de Figueras donde fue
sometido a un interrogatorio que duró varios días. Cautivo dentro de un viejo
molino, su pasaporte falso no hacía más que confundir a las autoridades. Arago hablaba
un español, con acento de Valencia y seguramente algún resabio francés, pero él
insistía que por ser mercader ambulante su facilidad con los idiomas era
producto de sus viajes. Inclusive llegó a cantar una canción de los pastores original
de la isla de Ibiza para demostrar que también había aprendido ese “dialecto”,
como lo denomina en sus memorias. El militar a cargo mandó llamar a un ibicenco
quien rotundamente afirmó que Arago lo que era es francés. En fin, un enemigo
en toda regla.
Es comprensible
su facilidad con el catalán puesto que Arago nació en el sur de Francia criándose
en Perpiñán, ciudad colindante con la frontera catalana y en la que también se
habla esa lengua. Después de meses de cautividad es liberado y gracias a la
duquesa de Orleans quien huía también de los ataques a la ciudad de Figueras, logra
embarcarse nuevamente a Argelia y de ahí hacia Francia repitiendo la misma ruta
con destino a Marsella y padeciendo casi la misma emboscada pero por parte de
la armada inglesa. No por haber sido tan difícil su vuelta evitó pasar por el lazareto
o casa donde se cumplía la cuarentena pertinente a todos los que entraban por
mar bajo sospecha de enfermedades. La primera carta que recibió durante su
estancia en territorio francés fue de su amigo Alexander von Humboldt. Fueron
nueve meses de peripecias y para sorpresa de todos los resultados de sus observaciones
los llevaba en manuscritos pegados hoja a hoja entre la camisa y la piel. Por
lo menos eso dice la leyenda. Seguramente se merecía después de aquel viaje ser
el miembro más joven de la Academia de Ciencias de París.
Mapa de triangulación para medición del meridiano de París en la costa mediterránea.
Sobre la triangulación e inspirado en las aventuras de François Aragó por tierras catalanas, Julio Verne escribió la novela seriada Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África austral entre 1871-1872. Los grabados de J. Férat ilustran algunos de los instrumentos geodésicos de la época en el Arago realizó sus trabajos.
Julio Verne, Aventures de trois russes et de trois anglais dans l’Afrique australe, 1871-1872, dibujo y grabado Jules Férrat y François Pannemaker.
+ INFO
François Arago, Histoire de ma jeunesse con prólogo de Alexander von Humboldt
Luis Urteaga y Joan Capdevila, "LaTres hitos en el establecimiento de la red geodésica en Cataluña", 2013
La Triangulation en INSTRUMENTS MATHEMATIQUES ANCIENS
[1]
François Arago, Lecciones
elementales de astronomía, prólogo y traducción de Cayetano Cortés. Madrid,
Imprenta de don José María Rebullés.